El paisaje genera una transformación en la cual confluyen, no solo una atmósfera especial, sino la frescura que exhala la naturaleza toda, el sonido de cada gota que es bebida por la tierra, o se desdibuja en el agua que se escurre, el regocijado canto de los pájaros, el renovado color de las plantas liberadas de su patina polvorienta, y el tentador olor a tortas fritas que se expande desde numerosas cocinas.
Un día de lluvia en gobernador Mansilla, puede ser esto y mucho más…
Sí, manifiestamente mucho más…
Pero en ese mucho más entran algunos detalles que tienen que ver con el descuido, con la falta de control, e incluso con el no respetar el derecho del otro.
Sí, lamentablemente, los días de lluvia, no son tan perfectamente mágicos como quisiéramos.
Es habitual observar adosado al paisaje la siguiente situación: la carga y descarga, es decir el traspasamiento del alimento balanceado para aves de los grandes camiones de las empresas avícolas a las tolvas de los productores locales.
Pero, ¿Cuál es el problema?, uno puede preguntarse, si pintado de este modo, lo que estamos viendo es gente trabajando…
El problema se genera, porque dicho traspasamiento de alimento, no se produce en un lugar adecuado, y se realiza fundamentalmente en arterias tales como Dr. Salas (la calle de hospital), Av. H. Irigoyen y 25 de Mayo, entre otras, ocasionando diversas molestias a saber:
El entorpecimiento del tránsito vehicular, entiéndase bloqueo, ya que entre el camión que transporta el alimento balanceado y el tractor con su respectiva tolva, ocupan todo el espacio de la calle. Esta situación realmente se transforma en muy grave, en la vía del hospital, que si por alguna urgencia hay que pasar hacia el mismo, es directamente imposible hacerlo, ya que se encuentra obturada,.Por supuesto la molestia se da en cualquiera de las calles citadas, pero potenciada en Dr. Salas.
A esto le sumamos los ruidos ensordecedores, que dichas maquinarias producen.
Y, como si fuera poco, el traspasamiento del alimento balanceado ocasiona un gran polvillo, que se dispersa por doquier, dejando un manto amarillento que suele provocar en muchos manifestaciones de carácter alérgico…
Esta situación no es nueva, tiene una larga data, pero indiscutiblemente no se puede seguir dilatando sin una adecuada solución, la cual no es descabellada ni utópica, sino absolutamente viable y saludable para todos. La misma se concreta asignando y acondicionando un espacio, que positivamente en nuestro pueblo los hay, de ese modo los avicultores pueden desarrollar sus actividades pese a las incomodidades que a ellos la lluvia les genera, y los vecinos mansillenses no padecer las incomodidades que involuntariamente estos crean.
Es un derecho de ambos, verse favorecidos por una solución que los beneficie y que por sobre todas las cosas contribuya al adecuado ordenamiento de nuestro pueblo, base para la buena convivencia y el crecimiento.
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