Me desperté una vez más, casi con la misma rutina horaria de la semana donde la inercia matutina se sobrepone a las horas de sueño. Abrí la puerta como siempre y espere que mi perra camine en el pasto mojado, mire el cielo buscando indicios que me explicaran cual sería su estado durante el domingo, ví solo restos de una humedad condensada en forma de miles de pequeñísimas gotas de “cerrazón” que tímidamente el sol se permitía perforar entre la espesura de los árboles de las plazoletas y como dice la Abuela Emilia: "... cuando hay niebla no llueve!"
Por que contarte mis sensaciones en este momento, será por qué, desayuno mediante y estando en funcionamiento la señal de Internet (gracias a Dios), hay pensamientos que deseo compartir con vos, aunque cuando lo leas, hayas cumplido con tu obligación, ¡perdón!, ejercido el derecho a elegir a nuestros representantes. Y me permito el juego de palabras, pues muchas veces olvidamos el valor que tiene “un simple voto”.
“¡… y si hoy es el día!” lo pensé mas de una vez, tratando de poner en orden mis ideas. Creyendo fielmente, desde una adolescencia formado en los albores del retorno a la democracia, en la concreta posibilidad de participación que nos permite el estado democrático. Pero también cargando el peso de años “del no te metas”.
Pensé sobre la responsabilidad que implica el decidir sobre tal o cual candidato; sino es uno, tampoco debería ser el otro (por descarte); que si en mi familia siempre se voto a un partido… te aseguro que pensé en tantas cosas! ¡Pero señores! Vos y yo somos personas, formamos parte de un Pueblo que después de más de 23 años de democracia continua, y eso en nuestra historia es un gran logro, ha crecido y madurado civilmente hablando. Este Pueblo que contiene a jóvenes que solo han vivido en Democracia, que no desconocen el pasado padecido y que se manejan con los códigos propios de este nuevo siglo.
En realidad creo que estoy de hablando (o escribiendo) de más. Será por que rondan en mi cabeza tantos pensamientos o quizás por que pesa, a conciencia, la responsabilidad de hacerme cargo de este derecho. Hoy puedo decidir y, a pesar de sentir cierto repudio por las personas que “hacen política” y por las reglas que establecen, fijar mi mirada un poco mas adelante y ver cual es la imagen del Mansilla que quiero. Hoy necesitio responder, asumir mi papel y pensar, por esta vez que puedo cambiar esa extraña sensación de que la política no sirve para el bien de todos y si para el de algunos pocos.
Te conté lo que pienso y siento, esperando que compartamos estas ideas más allá de a quien elijas votar. Si vos y yo nos hacemos cargo ya seremos más los que pensamos, los que no vendemos nuestro voto, los que decidimos. ¿y si hay muchos mas que apuestan como yo y dejan de ser un simple voto?
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