Lo que sí tengo son un puñado de preguntas:
¿Hay responsables? ¿Quiénes son?
¿Se hizo todo lo que se pudo para evitar que esto sucediera?
¿Pudo haberse evitado? ¿Cómo?
¿Tendremos que llorar más muertes para que algo cambie en nuestras mentes, en la sociedad, en los gobiernos?
No hubiera querido nunca tener que escribir esto. Solo espero que la muerte de este joven “avive el seso y despierte” a quien o quienes tengamos que hacerlo.
No hubiera querido nunca tener acompañar tan sentidamente en el dolor de los padres y hermanas de Francisco, sólo espero que no sea un accidente más, una desaparición más, que sirva, que transforme, que cambie.
Como así también espero, no tener que escribir sobre este tipo de cosas,
NUNCA MÁS.
Graciela Rubini
26/03/09