Palabras de despedida al Padre Roberto Crettaz – Por María del Carmen González de Rossetti

Querido Padre Roberto

Hace ocho años, como un don de la Divina Providencia, te recibíamos en nuestra Parroquia. Hoy te despedimos, como quien despide a alguien muy querido que jamás se irá del todo.

Fuiste uno de nosotros y aunque otro sea tu rebaño y otra tu Parroquia, siempre nos reuniremos a los pies del Señor y de su Madre porque estarás en nuestras plegarias y nosotros estaremos en las tuyas.

Ferviente discípulo del Señor e hijo fiel de la Iglesia, compartiste estos años de peregrinaje ayudándonos a crecer en el conocimiento de nuestra fe y a asumir con decisión y esperanza los desafíos de este tiempo.

María del Carmen González de Rossetti (RD Imagenes)

Gracias por ayudarnos a discernir a la luz de la fe, a descubrir nuevos carismas y a comprender que sólo el amor transforma y vivifica.

Gracias padre Roberto por cada acto de tu ministerio: por la reconciliación, por la eucaristía, por los nuevos hijos de la Iglesia, por tus bendiciones, por tus plegarias…

Gracias por sostenernos para que no perdamos de vista la resurrección cuando la cruz parece pesada.

Gracias por el consuelo en nuestros momentos de dolor, por contenernos con tu palabra de pastor, de amigo, de hermano.

Gracias por esa chispa de humor y por tu alegría en el servicio.

Gracias por alentarnos a participar para construir una sociedad con más justicia, paz y solidaridad asumiendo el mandato del Evangelio y el compromiso que, como laicos, nos pide la Iglesia frente a los problemas sociales y a las necesidades o carencias que sufren tantos hermanos.

Gracias por tus homilías llenas de sabiduría y devoción y por animarnos a “navegar mar adentro” porque extender el reino es ineludible compromiso cristiano.

“Pasó haciendo el Bien…”, dice la Escritura con respecto al Maestro. Como Él pasaste haciendo el bien. Como Él tropezando a veces con la incomprensión, la indiferencia o la dureza de nuestros corazones.

Al despedirte, agradecemos a la Providencia haber sido tu rebaño en estos ocho años y te encomendamos a la Virgen María como a uno de sus hijos predilectos.

Dios te bendiga Padre Roberto, pastor, amigo, hermano, y acreciente tu santidad y la de aquellos confiados por el Señor a tu cuidado en la nueva Parroquia.

Padre Ariel:

Bienvenido a nuestra Parroquia. Te ponemos bajo la protección de nuestra Madre y Patrona, la Virgen del Carmen y deseamos que tu labor pastoral sea muy rica en frutos espirituales. Cuenta con nuestras oraciones y nuestro compromiso de acompañarte.